10 21 aguiarPor Natalia Aguiar

La unidad de la lealtad peronista duró poco una vez homenajeado el 17 de Octubre, ya que los ánimos están ardientes. Cristina Kirchner pelea por la presidencia del PJ y su principal contrincante es el riojano Ricardo Quintela, apoyado además, por el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.

El sábado pasado vencieron los plazos para presentar listas y Cristina la presentó a las 21 horas en la histórica sede del PJ, en Matheu 130 de la Ciudad de Buenos Aires, mientras Quintela se demoró un poquito más, pero también la presentó.

La cuestión es que Cristina consideraba a Axel como su ahijado político, le dio su aval cuando era un joven camporista ilusionado con los cuadros políticos, y hoy parece traicionarla, cuestionarla, criticar al peronismo e incluso apoyar al contrincante de su mentora, Quintela. Una verdadera desfachatez.

Ese mismo sábado, en un encuentro entre sus allegados en la sede sindical del gremio de mecánicos, la expresidente apuntó contra un sector del Partido Justicialista. Apuntó contra otro de los sectores partidarios y se abren las especulaciones de su destinatario concreto.

En referencia a su potencial rival en la interna, y en un encuentro que se extendió durante una hora, la expresidente habría señalado que "el que tiene que hablar con Quintela es Axel, que es el que lo apoya; porque sus ministros son los que están buscando avales para él”. “Ningún dirigente es víctima. La única víctima en este país es la gente”, la citan y sostienen que planteó: “Debemos construir y armar un espacio más amplio que el peronismo para articular con otros sectores. Debemos romper el cascarón. No mirar para adentro. Hay que salir a buscar a los jóvenes".

 

La cuestión está que arde

Muchos dirigentes de La Cámpora estuvieron en ese encuentro y replicaron en redes los dichos de Cristina, con dedo acusador hacia kicillof. Máximo Kirchner no se perdió la reunión, como tampoco los senadores "Wado" de Pedro y Mariano Recalde y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. Otros jefes comunales bonaerenses estuvieron presentes: Leonardo Nardini de Malvinas Argentinas, Federico Otermin, de Lomas de Zamora, Gustavo Menéndez, de Merlo y Mariel Fernández, de Moreno.

Estuvieron también sindicalistas como como Víctor Santa María de SUTERH, Sonia Alesso de CTERA, Sergio Palazzo de Bancarios o Daniel Catalano de ATE Capital. Acompañaron a Cristina también, Juan Manzur, exgobernador de Tucumán, Carlos Castagneto, diputado nacional, y Juan Manuel Olmos, extitular de la AGN y previamente

En la candidatura acompañarían a Cristina Fernández, referentes legislativos y dirigenciales de distintas provincias como los senadores José Mayans y Lucía Corpacci, el diputado Germán Martínez, la intendenta Mariel Fernández y el gremialista Ricardo Pignanelli.

 

Kicillof pidió “unidad” en el PJ

Esto lo hizo antes del cierre de listas y negó la acusación que le hiciera Cristina sobre una supuesta “traición”. Menos mal que no quería generar rispideces. En un comunicado, Kicillof apuntó contra la expresidente, legitimó a Quintela y se quejó de La Cámpora.

Parece que Kicillof, uno de los pocos cuadros políticos jóvenes del PJ que promete, se hartó de responder a los mandos naturales y pateó el tablero. En el Escrito titulado “Construir un escudo y una alternativa: para eso, unidad”, Kicillof le respondió por primera vez en su vida a Cristina Kirchner, y la cuerda se tensó a punto de cortarse. Aclaró que el riojano Ricardo Quintela “no es” su candidato, aunque le tendió una mano y lo legitimó en la discusión interna con el kirchnerismo, al tiempo que se quejó de los cuestionamientos que recibe por parte de La Cámpora. Quizás estemos ante el nacimiento de un nuevo líder, libre pensador y capaz de cuestionar al kirchnerismo y a La Cámpora. Por fin…

“De manera inoportuna, en un momento donde no deberíamos distraer demasiada energía en internas partidarias, irrumpió una discusión de cara a la presidencia del Partido Justicialista”, manifestó el gobernador bonaerense, en un abierto desplante y desacuerdo respecto las tácticas políticas de Cristina Kirchner para tomar las riendas del PJ.

Kicillof igualó a Quintela con Cristina: “Por razones que me son ajenas, hoy en el Partido Justicialista están a punto de quedar dos listas. La que encabeza el gobernador Quintela, quien anunció su postulación hace tres meses, y la lista que encabeza Cristina, cuya candidatura dio a conocer diez días atrás a través de un documento donde plantea que en el peronismo no sobra nadie. Mi deseo y mi posición es que se logre un encuentro, un diálogo, y se evite una innecesaria competencia interna. Ambos proponen dos puntos centrales: nítida oposición a Milei y convocatoria a la unidad”.

Al que le quepa el sayo: “Veo con preocupación que la derecha empieza a aprovecharse de nuestros debates internos”, declaró. “La lógica del sometido o traidor es una lógica que entró en crisis y que viene causando malos resultados. Pareciera que no se registra del todo lo que está pasando en el país y en nuestra fuerza política: hay enojos, diferencias y desacuerdos. Esos reclamos, esos enojos deben ser escuchados con humildad y de ninguna manera pueden ser descalificados como signos de traición”, enfatizó.

“Después del fallido proceso del FdT (Frente de Todos) hay que reinventar una alternativa aprendiendo de lo que falló. El respeto y el acompañamiento a los pocos gobernadores que pudimos revalidar nuestras gestiones y que damos la batalla contra el plan destructivo de Milei es una pieza indispensable en ese camino, de lo contrario: ¿Qué tipo de unidad podría darse en el PJ?”, se preguntó Kicillof en el comunicado que firmó como simplemente “Axel”.

Redobló la apuesta y evidenció al totalitarismo encubierto de Cristina: “La verdad es que no quiero ni puedo estimular peleas entre compañeros pero tampoco puedo convalidar el equivocado mecanismo de que cualquier diferencia o crítica desate el disciplinamiento. La única pelea en la que todos los días pongo cuerpo y alma es la pelea contra Milei y sus políticas de exclusión y crueldad. En esa pelea que me toca afrontar, necesito el pleno acompañamiento del peronismo de mi provincia”, sostuvo el mandatario bonaerense.

No se privó de nada y cuestionó también a La Cámpora: “Últimamente sectores de nuestra fuerza política, con quienes a veces tengo diferencias pero también un recorrido común, afecto y coincidencias, han decidido criticarme mucho y acompañarme poco. Sinceramente, me cuesta entenderlo pero no tuve ni tengo la necesidad de agredir a nadie para expresar el reclamo de un mayor respaldo al gobierno provincial. Sobre quienes forman parte del gabinete, estoy orgulloso del trabajo que vienen haciendo y que deseo que sigan realizando”, resaltó. Aludió de esa manera, aunque sin mencionarla directamente, a la agrupación La Cámpora que dirige Máximo Kirchner. Y a los funcionarios de ese sector político que conforman su administración.

Cristina se refirió a Kicillof a través de la imagen de Judas y Poncio Pilatos, a cuyos ministros acusó de estar “buscando avales” para sustentar la lista de Quintela. “Todos estamos muy tranquilos y en paz con nuestra coherencia histórica”, sostuvo un funcionario bonaerense.

 

Garrote o diálogo

La cuestión es que se plantean dentro del peronismo, dos formas de ejercer la política. La de Cristina y la de Axel. La del disciplinamiento y autoritarismo, y la del consenso y el acuerdo con una mirada más abierta a los cambios y necesidades de la gente.

De hecho, todo ese hermetismo e intención de manejo de la gente como si de ganado se tratara, ya quedó atrás. Quizás esa fue una de las tantas razones, además de la corruptela ilimitada del kirchnerismo, por lo que la mayoría de la gente se inclinó por lo desconocido. Prefirieron a Milei antes que lo conocido y ya corroído.

La misma postura de Cristina mantienen al día de hoy muchos gobernadores peronistas de estirpe feudal que se abusan de sus votantes y les ofrecen soluciones pasajeras a sus problemas en vez de tratar la cuestión de fondo con miras a un futuro más inclusivo e igualitario.

Ha llegado el momento de planificar dentro del peronismo políticas que integren a los ciudadanos, sus necesidades y derechos. Los dirigentes deben advertir que se ha terminado el peronismo autoritario, corrupto, déspota, feudal y abusivo. La gente reclama igualdad y transparencia. Tampoco el autoritarismo y antiliberalismo de Javier Milei. Quizás los peronistas tengan la posibilidad de recapitular y armar una oposición creativa y operativa para construir una potente Argentina de diálogo y consenso.