Sin retorno. Así podría definirse el vínculo que mantienen Javier Milei y su vice, Victoria Villarruel. Una realidad cada vez más difícil de disimular para el oficialismo, hasta que este miércoles por la noche el Presidente la reconoció por primera vez
A pesar de los malabares discursivo del vocero Manuel Adorni y su intento por bajarle el tono a la interna, las definiciones del libertarios durante la entrevista con LN+, en la que aseguró que la titular del Senado no tiene “ninguna injerencia” en el día a día del Gobierno y la acusó de estar “más cerca de la casta”, fueron ratificadas una por una por la Casa Rosada.
“El Presidente tiene una imagen positiva altísima, mientras que Victoria está en caída. Cometió muchos errores”, resumió una alta fuente que transita los pasillos de Balcarce 50. En el Gobierno señalan que el malestar con Villarruel llegó a un nuevo pico tras los comentarios de la vicepresidenta durante la Noche de los Museos, cuando calificó al Senado como el espacio de la “alta política”, una declaración que no cayó para nada bien en el entorno presidencial. “Para nosotros, es una máquina de impedir”, señalaron.
No es un dato menor que Milei haya asumido públicamente en este momento la distante relación que hace tiempo mantiene con su vice. En el oficialismo dejan entrever que el Presidente se siente en el centro de la escena luego de su gira internacional que lo llevó a mantener encuentros con los líderes más importantes del mundo, desde Doland Trump hasta el líder chino Xi Jinping. A eso, le suman hitos de gestión, como el control de la inflación o la baja del Riesgo País.
En el último tiempo, cerca de Milei no podían esconder la incomodidad que les generaba que varias encuestas de opinión le dieran a la Villarruel un diferencial de imagen positiva mayor que el del propio Presidente. “Ella no paga ningún costo político, nosotros estamos todo el tiempo tomando decisiones”, sostenían en la Casa Rosada hace poco más de un mes, en momentos en que Milei sufría una ostensible caída en su popularidad, un escenario que ahora parece haber relativamente revertido.
Guerra fría
La lista de desencuentros entre Milei y Villarruel tiende casi al infinito. Pero fue el viaje que Villarruel emprendió a Europa a principio de octubre, con su correspondiente visita al Vaticano, lo que escenificó como nunca la agenda propia que ostenta la titular del Senado desde la llegada al poder de La Libertad Avanza. El itinerario de su primer viaje al exterior como vicepresidenta tuvo todos los condimentos que hacen particular a la figura de Villarruel: desde coqueteos en tono protocolar con la derecha española, principalmente con la del Partido Popular, hasta eventos en los que tuvo oportunidad de levantar la bandera de la “memoria completa” respecto de los 70.
En ese contexto, el anuncio del encuentro que iba a mantener la vice con el Papa Francisco encendió alarmas en los pasillos de Balcarce 50. Pero el desconcierto inicial logró ser contrarrestado con una jugada política, casi de manual: que el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, le solicitara también una reunión al Sumo Pontífice, que terminó concretándose pocos días antes de que Villarruel pisara Santa Marta.
Otra muestra del enfriamiento en las relaciones entre la Casa Rosada y el Senado tuvo lugar en septiembre, cuando Villarruel decidió ausentarse del acto de La Libertad Avanza encabezado por Milei en el Parque Lezama, en él se festejó el lanzamiento del espacio a nivel nacional. Desde su entorno esgrimieron un argumento formal: que ella todavía es afiliada del Partido Demócrata, por lo que su presencia en el convite le hubiera generado inconvenientes.
Sin contar la presentación del Presupuesto 2025 en el Congreso, la última vez que Milei y Villarruel se mostraron juntos en público fue en julio, en la inauguración de la Exposición Rural de Palermo, donde se dieron un frío saludo. Ese mismo mes, un hecho había expuesto la tensión latente y marcó un punto de inflexión en la relación entre ambos: la desautorización explícita a Villarruel por parte de la Casa Rosada luego de que tildara a Francia de “colonialista”, tras la polémica desatada a partir de los cánticos ofensivos de los jugadores de la Selección Argentina contra el país galo.
Sin embargo, el quiebre también podría ubicarse unos pocos días antes, en el marco del pomposo Pacto de Mayo firmado la noche del 8 de julio en Tucumán. Ese día, la vice no viajó porque adujo un cuadro gripal, pero pocas horas después compartió con el Presidente el fastuoso desfile militar por la avenida Libertador en Buenos Aires. El acto se coronó con Milei y Villarruel arriba de un tanque de guerra. Un gesto de complicidad hoy absolutamente impensado.