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El gobernador bonaerense Axel Kicillof volvió a hacer un llamado a la unidad en el PJ, antes de la presentación de listas para la conducción del partido.

En ese sentido, aclaró que Ricardo Quintela no es su candidato y afirmó que no está dispuesto a participar de un guerra interna en el espacio.

En el comunicado que difundió por redes sociales, Kicillof lanzó fuertes críticas a la gestión de La Libertad Avanza, pero aclaró: “Milei no ganó por accidente; es presidente luego de que el peronismo hiciera un gobierno nacional que no cumplió con las expectativas. No solo sufrimos una dura derrota a nivel nacional sino también en muchas provincias. Evidentemente algo no anda bien”.

“La verdad es que no quiero ni puedo estimular peleas entre compañeros pero tampoco puedo convalidar el equivocado mecanismo de que cualquier diferencia o crítica desate el disciplinamiento. La única pelea en la que todos los días pongo cuerpo y alma es la pelea contra Milei y sus políticas de exclusión y crueldad”, lanzó.

Además, expresó: “Por favor, encontremos la unidad y dejemos de reproducir metodologías y conductas que nos trajeron hasta acá. Que nadie espere de mí que libre una guerra interna, la historia no nos lo perdonaría y el futuro tampoco. Cristina está en el corazón del pueblo, también en el mío y no tengo que rendir examen de ese sentimiento”.

 

Crisis interna

Sus declaraciones ocurrieron horas después de que Cristina Kirchner avanzara con la conformación de las candidaturas para ir por la presidencia del PJ Nacional. Además, durante una reunión en la sede de SMATA, que conduce Ricardo Pignanelli, quien fue elegido por la ex presidenta como uno de los candidatos a vicepresidente al PJ Nacional, expresó: “Los Poncio Pilatos y los Judas en el peronismo no van más”.

La cronología de los últimos sucesos de la vida peronista explican, con absoluto detalle y precisión, la crisis interna que vive la fuerza política. Kicillof pidió la unidad, Quintela evitó sellar un acuerdo con CFK en el PJ Nacional, la ex mandataria presentó su lista para competir por la presidencia del partido y acusó de traidor al gobernador bonaerense. Punteo acotado de tres días donde hubo una guerra sin trincheras. No se midieron las consecuencias de las palabras y los gestos. No fueron horas para los grises.

Entre algunos dirigentes cercanos a Kicillof hay una coincidencia en el análisis sobre los sucesos acontecidos. “Lo de Cristina es un gesto de debilidad”, sostienen. Y lo argumentan: “Le molesta la centralidad que logró Axel en el acto y que no puede ordenar la interna del PJ”. Advierten que, siendo la dirigente más importante del peronismo, no logró el consenso necesario para conducir el partido.

 

Candidatura presidencial

En el kirchnerismo entendieron que el discurso del Gobernador fue una puesta en escena. El lanzamiento de su candidatura presidencial. No le creyeron. El problema no es solo el presente, sino el futuro. Ya no le creen.

“Si no fuera por Cristina, Axel estaría dando clases en una Universidad”, sentenció un funcionario K, molesto por considerar que se olvidó de cómo llegó hasta la silla de gobernador. Una voz potente de La Cámpora fue más contundente: “Es un desagradecido. Se cree con una inteligencia superior y de política no sabe nada. La quiere jubilar a Cristina”. Ya no hay filtros. No hay matices. Kicillof se convirtió en el principal enemigo interno del cristinismo y el camporismo. El traidor que quiere componer una nueva canción. Así lo configuran en el núcleo más duro del kirchnerismo.

En las últimas horas perdieron sustento las proyecciones optimistas que flotaban en el peronismo sobre una posible unidad de todos los sectores, tras la muestra de buena voluntad del gobernador bonaerense. “Al final vamos a estar todos juntos”, aseguró una funcionaria cercana a la cúpula cristinista. Se había ilusionado con la frase de Kicillof en Berisso. Eso de que “los días más felices fueron con Cristina”.