Este sábado 19 de julio, a partir de las 17:30 horas, la ciudad de Salta vivirá uno de los momentos más esperados y emotivos de su calendario litúrgico: la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro en la Catedral Basílica.
Este acto solemne marca el comienzo oficial de las festividades religiosas más convocantes del norte argentino, que culminarán el 15 de septiembre con la tradicional Procesión del Milagro, donde miles de fieles renuevan su Pacto de Fidelidad.
Durante los últimos días, la Catedral compartió imágenes de los preparativos, donde se puede ver a los miembros de la Hermandad del Señor del Milagro trabajando con dedicación en el armado de la base y los telones que enmarcarán las imágenes en la nave central del altar. Este trabajo no solo es logístico, sino profundamente simbólico: cada tela, cada estructura, cada gesto está impregnado de fe y tradición.
El evento comenzará a las 16:15 horas con una presentación especial sobre la historia del Milagro Salteño, narrada en distintos idiomas, como gesto de apertura hacia los peregrinos que llegan desde otras provincias e incluso desde el extranjero. La ceremonia será transmitida en vivo por los canales oficiales de la Catedral en Facebook y YouTube, permitiendo que quienes no puedan asistir presencialmente se sumen virtualmente a este momento de profunda espiritualidad.
Este año, la entronización se enmarca en el Año Jubilar, bajo el lema “Milagro, camino del encuentro y la esperanza”, que busca reforzar el sentido comunitario y espiritual de la celebración. En un contexto social y económico desafiante, la Iglesia salteña propone que el Milagro sea un espacio de reencuentro, reconciliación y renovación de la fe.
Una de las novedades más celebradas por los fieles es la decisión de no instalar el tradicional “corralito” alrededor de las imágenes. Esto permitirá que los devotos puedan acercarse directamente, tocarlas y venerarlas sin barreras físicas, en un gesto que simboliza la cercanía de Dios con su pueblo. “El Señor y la Virgen caminan con nosotros, no están lejos”, expresaron desde la organización.
La entronización no solo marca el comienzo de las actividades litúrgicas, sino también el inicio del peregrinar espiritual y físico de miles de personas. Desde distintos puntos de Salta y provincias vecinas, comienzan a organizarse las peregrinaciones a pie, a caballo o en bicicleta, muchas de ellas con promesas personales, agradecimientos o pedidos en el corazón. Historias como la de Don Pablo, un peregrino de 67 años de Metán que camina cada año hacia la Catedral, reflejan el compromiso y la emoción que despierta esta celebración. “Mientras mis piernas aguanten, voy a estar cada septiembre”, dijo con convicción.
El calendario
Tras la entronización, el calendario se desplegará con una serie de actividades que involucran a toda la comunidad:
22 al 24 de agosto: Milagro de los Enfermos, con misas especiales y unción en la Parroquia de Lourdes, barrio Intersindical.
29 de agosto: Milagrito de los Niños, con procesión infantil y actividades lúdicas.
30 de agosto: Milagro Juvenil, donde miles de jóvenes se reúnen para renovar su fe.
6 al 14 de septiembre: Novena del Milagro, con misas desde las 6:30 hasta las 21:30, confesiones y adoraciones.
13 al 15 de septiembre: Triduo Solemne, que incluye la Solemnidad de la Virgen del Milagro, la Exaltación de la Santa Cruz y la Procesión del Señor del Milagro, seguida por el Pacto de Fidelidad.
Cambios logísticos
Este año también se implementarán cambios en la logística de las imágenes peregrinas. En lugar de partir desde la Catedral, comenzarán su recorrido desde la Parroquia Nuestra Señora de Itatí en Villa Lavalle, el 4 de septiembre, buscando mejorar la organización y evitar congestiones en el centro de la ciudad.
Además, se confirmó que el Milagrito de los Niños se realizará por la mañana, atendiendo a sugerencias de docentes y familias, lo que permitirá una mejor coordinación con las autoridades de tránsito y seguridad.
La entronización del Señor y la Virgen del Milagro es mucho más que un acto litúrgico: es el punto de partida de una experiencia colectiva, donde la fe se convierte en motor de unidad, esperanza y transformación. En tiempos de incertidumbre, esta celebración ofrece un espacio para reencontrarse con lo esencial, para caminar juntos y para renovar el compromiso con los valores que sostienen a la comunidad.