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La posibilidad de una tercera opción electoral fuerte, entre el oficialismo provincial y el municipal capitalino, reclama de la unión de Emiliano’s, Estrada y Durand. ¿Es eso posible?

Por Franco Hessling

El tallado va más rápido de lo que ciertos ojos podemos advertir. Con la destreza de croupier, alguna mano invisible va configurando el tablero provincial de cara a las ya cercanas elecciones de gobernador, intendentes y legisladores provinciales. La semana pasada advertíamos sobre ciertas cercanías que se habían ocupado de difundir los operadores de Miguel Nanni y Emiliano Estrada.

Finalmente, el radical de winetowns y el joven camporista founder no se anduvieron con más rodeos y, junto a otros contertulios con los que vienen confabulando, dieron a conocer las conversaciones para crear una opción al oficialismo de Grand Bourg, que llamaremos consorcio de gobierno, y al Centro Cívico Municipal, conquistado por el romerismo.

Esta concertación de dirigentes apuesta por instalar una tercera opción de gobierno. A Estrada y Nanni se le suman los hermanos Biella, Bernardo y Felipe, el ex PRO y diputado nacional mandato cumplido, Martín Grande, y la renovadora Cristina Friore. El convite es amplio y, con cierto apoyo de tentáculos de la administración nacional podrían sumarse fuerzas -morlacos- para afrontar una campaña que se le parangone al consorcio de gobierno provincial y al romerismo.

No hace falta hacer hincapié en que esta concertación de dirigentes no romeristas ni oficialistas es variopinta. La procedencia de cada uno es disímil y las aparentes posiciones filosóficas o ideológicas, a priori, serían irreconciliables: la mujer como sujeto de derecho pleno, la mujer como sujeto de derecho vigilado. Empacho de pragmatismo, astucia reclamarían algunos, al fin de cuentas, un armado de dirigentes que podría meterse en la conversación.

Cuesta creer que una tercera posición no romerista y no oficialista se pueda establecer con fuerza sin contar con Emiliano Durand entre los candidatos propios. Hijo díscolo, personalista y próspero en generar dinero, Durand no se muestra interesado en apoyar someramente un proyecto de varios dirigentes. Más bien podría sumarse como un aliado postrimero, sin ataduras ideológicas ni reparos morales al MercadoTodoMercado. En cualquier momento y con cualquiera menos con la izquierda, Durand puede aparecer como candidato estelar a la intendencia o a la gobernación.

Para ello, esta tercera fuerza debería mostrarse lo suficientemente seductora como opción. Básicamente, tiene que tener chances serias, por sí misma -sin Durand-, de disputar o la intendencia o la gobernación. Sin ese hándicap, son débiles las chances de que el propietario de Que Pasa Salta, el padre de la criatura, se vuelque por esta opción electoral. Durand no juega a perder. De hecho, uno empieza a creer que su punto débil es justamente ese: no sabe perder.

Dentro de esta eventual tercera fuerza, los rumores apuntan a que Estrada sería el candidato. Una fórmula de Emiliano’s representaría efectivamente un cimbronazo al esquema de poder bipolar entre el consorcio de Grand Bourg y el clan de Limache and sorroundings. Las vanidades, sin embargo, podrían empañar esa posibilidad. ¿Cuál de ellos sería el Emiliano gobernador y cuál el vice?